domingo, 18 de marzo de 2012

La función del arte



Diego no conocía la mar, El padre, Santiago Kovadloff, lo llevo a descubrirla.

Viajaron al sur.

Ella, la Mar, estaba, más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y  su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, y después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedo mudo de hermosura.

Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:

-¡ayúdame a mirar!

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